Letter to the Chiefs / Volume 3.6

Inicialmente, esta carta hablaba de un sentido de apatía que notaba permear los salones de clase. Sobre un vago sentido de indiferencia hacia la mediocridad, sea individual o social, que nosotros mexicanos hemos sido ambos víctimas y propagantes de desde hace mucho tiempo atrás. Iba a ser una carta dura contra las idiosincrasias del nuevo alumno del ASFM sin pelos, ni algún otro tipo de bello cuyo todavía no conozco pero sí, quizá, algunas espinas en la lengua. 

Sin embargo, los sucesos del martes 26 de febrero sacudieron tanto mis pensamientos sobre éste que los invalidaron y dieron paso en mi mente a justamente los pensamientos contrarios. Ese día, dejando atrás la apatía, la indiferencia y el desinterés, mis compañeras se manifestaron unánimemente y pacíficamente bajo un solo color en la cafetería.  Ya hablé un poco sobre el impacto que tuvo en mí ver tal imagen en la cuenta de Instagram de la planilla (Véanlo si no lo han hecho). Así que quisiera aprovechar esta carta para hablar un poco sobre el impacto que la manifestación pudiera tener si todos nosotros alumnos conducimos todo esto de la manera correcta. Cabe recalcar como sea que, tal como dije ese martes, “si estuviste presente y/o tomaste parte en esta manifestación, exaltas lo que significa ser alumna del ASFM e integrante de nuestra pequeña sociedad”

El 26 de febrero, aquella gruesa e impermeable malla de apatía fue perforada ¿pero qué tanto puede durar así? ¿Será este un suceso espontáneo que sólo moverá las aguas nunca turbias del colegio por una semana o dos hasta que regresemos al frío de la normalidad, o será esto el primer paso de varios otros hacia un colegio, municipio, estado o país mejor? Solo celebrando y premiando estos eventos cuando pasen podremos incentivar más de ellos en el futuro. Por esto, les pido que hoy y en el futuro cercano porten el color morado y apoyen a sus compañeras. Para que en un futuro, cuando alguien tenga el porqué protestar, que no sean solo las mujeres que se quedan en la cafetería, sino que seamos todos.

P. D.

Pocos días después de escribir lo anterior, me encuentro ahora yo entrometido en las mismas aguas turbias que tanto alabo. Al despertar encontré mi ahora tristemente lampiña cara en la primera plana de /El Norte/. Me encuentro asombrado que un hecho tan sencillo y pequeño para mí haya resultado tan loable; inclusive hasta a un nivel nacional gracias a los alcances del mismo periódico. Recibí incontables felicidades y agradecimientos de la más grande y exhaustiva lista de tías que he tenido la oportunidad de ver en esta, y hasta quizá en pasadas pero realmente no creo en eso, vida.

Sigue siendo para ellas algo insólito y radical que un hombre tenga este tipo de ideales. Justicia, respeto, igualdad y solidaridad… ¿Será que estos valores tan básicos para nosotros no existan para ellas en sus relaciones? Me sorprende la cantidad de burbujas dentro la burbuja mayor de nuestro municipio. 

Lo que tristemente no me sorprende es que ni un solo tío me felicitó. (Bueno, uno sí, pero fue porque lo empaletaron en el grupo de la familia) ¿Por qué se lo siguen tomando como una competencia de género? ¿Que no entienden el horror por el que algunas mujeres pasan diariamente? Hay gente muriendo y nosotros queremos que menos de esas mueran. ¿En que parte de eso le encuentras lo polémico?

Pero bueno, como dijo la mejor mente Mexicana de la historia, “/Hombres necios…/”