El Morbo

El momento en el que Mr. Scott anunció en los speakers del colegio que se cerró la salida lateral del colegio el 3 de octubre, hasta los alumnos en su séptimo sueño regresaron al mundo de los vivos para averiguar qué sucedió.

Pocos minutos después del incidente, apareció en chats gene un video grabado justo después del accidente, donde la camarógrafa se acerca al carro mientras las ruedas traseras del carro siguen girando y dos miembros del staff ya están ayudando a la conductora. Con el interés aparente de conseguir los ángulos más comprometedores, se posiciona detrás de la señora, grabándola por mucho más tiempo de lo necesario para entender qué había sucedido y poder identificarla.

Las circunstancias del video indican que la camarógrafa iba manejando justo detrás del carro que se volcó. Aún con la situación bajo control gracias al staff del colegio, se bajó de su vehículo mientras grababa (posíblemente sólo para documentar el hecho) y ofrecía ayuda redundante. No fue correcto que se grabó el accidente con intención de divulgar el siniestro sin necesidad alguna, mas no es la única instancia en la que ha pasado algo similar. Como sociedad, hay una obsesión insalubre con el chisme y hace falta la habilidad de diferenciar cuando un evento debería ser público y cuando no. En otras palabras, tenemos un gran problema con el morbo.

Para los que no saben qué es el morbo, se define como una atracción a los acontecimientos desagradables, según la Real Academia Española. Todos, incluyéndome a mí, somos culpables de ello. ¿Acaso no has frenado cerca de un accidente en la calle para ver todos los detalles, sintiendo horror al ver el cofre de un carro doblado sobre sí como una hoja de papel y pedazos de vidrio esparcidos sobre la vía? Si sí, ya caíste en algún punto. No es que el morbo sea malo, sino que al después comentar, “¿te enteraste de …?” para sacar conversación, es inevitable que se cree algo de controversia. Es algo de chisme del que comentar, que se esparce como fuego en un campo en tiempos de sequía, con gran daño (además de innecesario) a quienes estuvieron involucrados.


Todos deberíamos tener el derecho a la privacidad cuando sucede algo similar. Si de por sí, en una sociedad tan chismosa, hay poca privacidad, nuestro uso excesivo de los medios sociales amenaza con eliminarla por completo. Por tanto que nos intriga el chisme a todos, coincido con lo que se publicó en la edición del Weekly Eagle de esa semana: “If and when you may be a witness to an accident in the future, we ask you to refrain from taking pictures and/or filming the incident and then sharing the images and/or videos on social media. We must respect the privacy and intimacy of others at all times.” Vale la pena reflexionar sobre esto. ¿Es más importante no causarle más daño a la gente involucrada, o la gratificación personal que recibimos de presenciar y compartir el morbo?