¿Líder con es-fuerzo o líder a- la-fuerza?

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Mucho se ha dicho sobre Liderazgo. En la actualidad el tema es tratado en libros, talleres, cursos, manuales, guías, charlas, que categorizan y tipifican modelos y estilos. Hasta ahí no vamos mal. El camino se bifurca cuando aparecen las preguntas del millón: ¿Líder se nace o se hace? ¿DEBO esforzarme por ser un líder? ¿ Si no soy líder no soy exitoso?

Decía el reconocido consultor Ricardo Matemala en Liderazgo Inspirador que “una semilla sí crece naturalmente, pero una roca no” , agregando que estudios demuestran que tan solo una de cada diez personas tiene talento natural para liderar. Partiendo de ahí, cuando nos enfrentamos (sobre todo las mentes más jóvenes) al bombardeo social ¡“todos somos líderes”! cabe preguntarse si los otros 9 llegaron a este planeta con un defecto de fábrica.

Si el liderazgo, entre sus múltiples, contradictorias y por demás confusas definiciones coincide (al menos) en la idea común de ser el “arte de inspirar y movilizar talento, emociones, inteligencia, ganas, compromiso de la gente hacia el logro de objetivos comunes”, queda claro que involucra cualidades particulares del individuo que van más allá de sus muchos o pocos conocimientos, de su puesto y de su cargo  (motivación y compromiso, por ejemplo) que tras un acto de VOLUNTAD toma la batuta y ejerciendo esas cualidades logra llevar a otros hacia un objetivo común. Cualidades + Voluntad + Objetivo común ES la fórmula.

Dicho de otra manera … “quiero pero no puedo” no debería ser una auto declaración de incapacidad, así como tampoco “puedo pero no quiero” un sentimiento de culpa. Si te gustaría ser líder (en algo) pero te resulta complicado lidiar con la gente, está bien. No pasa nada. Quizás dentro de 20 años tu callado gusto por la Química y la Biología se convertirán en tu pasión, y quizás, quizás … descubras una vacuna que salvará vidas.

Un estudiante que se ha inscrito en 4 clases AP, pertenece a 3 clubes estudiantiles, es miembro de alguna organización, preside algún comité, hace trabajo comunitario, tareas de 7 materias curriculares (es decir, obligatorias) y pretenda hacer deporte, ir al gimnasio o practicar alguna actividad artística o cultural, todo eso teniendo en cuenta que el día tiene 24 horas, es un joven encarcelado (desde ya) en una prisión social, sosteniendo un “personaje” que poco tiene que ver con él mismo, lo que le mueve y motiva en la vida.

Muchas ideas paternalistas (escuchadas por ahí) también aportan lo suyo a la confusión de los más jóvenes acerca del liderazgo: siendo un buen hijo ya eres un líder,  tocas divino el piano eres un líder, has compartido tu lunch eres un líder. Cada cosa tiene su valor por y en sí misma. Eres un buen hijo, un talentoso pianista, y un excelente ser humano, y ESO es valioso, aunque no seas líder. Imaginemos por un momento a Miguel de Cervantes revolcándose en su tumba con un ataque de frustración porque, a pesar de haber escrito la obra cumbre de la Literatura española, este mundo cruel no lo ha considerado en la lista de los grandes líderes.

Si habremos aprendido del Quijote!

Entonces … asumamos el tema sanamente, con humor, y sin tragedias. Si a los 16 años alguien te dice que debes ser un líder date el permiso de hacer gala de lo que has aprendido en clase respondiendo cortésmente : ¿Podría Ud sustentar su opinión con no menos de tres argumentos claros y convincentes?

Mi vida profesional de más de 20 años rodeada de jóvenes me acerca a sus inquietudes, sus sueños, y también a sus frustraciones. Las ideas instaladas desde “el deber ser” solo contribuyen al desconcierto entre quién soy y quién debo ser para ser “exitoso” (otra palabrita que les dejo de tarea). Quizás a mi generación le toque responsabilizarse en un futuro por haber impuesto mucho y escuchado muy poco esas voces jóvenes que pedían a gritos DEJARLES SER!